El acontecimiento se repite con desigual periodicidad desde hace casi 30 años, pero nunca deja de ser eso, un acontecimiento. Sex Museum ha pasado por el estudio y ha alumbrado un nuevo álbum: “Big City Lies”, un juego de palabras que no es necesario explicar. Tampoco procede numerarlo, porque la producción discográfica es tan constante en la carrera del quinteto madrileño como su presencia sobre los escenarios, haya disco que presentar o simples ganas de armar jaleo. El corazón de Sex Museum nunca deja de latir, y lo hace con una fuerza inusitada en esta colección de 11 ruidosos fogonazos garajeros que remiten a sus primeros discos.
“Big City Lies”, que ya está a la venta, tiene mucho de regreso a los orígenes, muy a pesar de la filosofía refractaria a la nostalgia de la que siempre ha hecho gala la banda. En “Again And Again”, su anterior álbum (2011), algo se intuía y durante su última gira, “Back To The Fuzz” (indisimulada referencia a su primer disco, “Fuzz Face”), algo creció e hizo reencontrar a los Sex Museum actuales con los de sus orígenes.
En “Big City Lies” todo se confirma y Sex Museum pasa a ser la mayor influencia de Sex Museum y hurga en sus orígenes para dar un nuevo paso hacia adelante. El círculo se cierra y resuelven cualquier deuda que les quedara pendiente con su pasado.
Registrado en los estudios Brasil de Madrid y producido por el guitarrista, compositor y fundador Fernando Pardo, el nuevo trabajo de Sex Museum -editado por su propio sello, Tritone, a través de Legacy/Sony- se publica en vinilo con descarga digital y en CD y tiene por primer sencillo “Circles In The Salt”. También incluye un potente instrumental (Huesos de santo), dos temas en español y ninguna versión. Todo muy espontáneo, entre pedales fuzz, guitarras, montones de teclados y una base rítmica tan intensa como demoledora. Con una sonoridad muy de los primeros tiempos, fruto de un proceso de grabación en el que no cabe el Photoshop. Natural, como Sex Museum.
Como en la docena de álbumes que le preceden, “Big City Lies” está creado desde la motivación de quien ha hecho de la música su vida. Sin estridencias, sin pelotazos, “como se entendía la profesión antes del estallido de los Beatles, más como un artesano que como una estrella del pop”, precisa Fernando. También sin exigencias comerciales, como corresponde a un grupo siempre asociado a las etiquetas underground e independiente. Porque sin tan malasañera banda no se podría explicar el underground español. Con esa enseña en ristre, Marta Ruiz, los hermanos Fernando y Miguel Pardo y los distintos músicos que les han acompañado en estas casi tres décadas, han recorrido España y buena parte de Europa en múltiples giras, participando en numerosos festivales nacionales e internacionales.
Fernando Pardo encuentra las motivaciones de este “Big City Lies” en la necesidad de sentirse músico al viejo estilo, antes de que serlo conllevase una disyuntiva entre vivir en una mansión o sentirse fracasado. “Necesitábamos ese combustible que sólo te da la música, el combustible de grabar y tocar constantemente sin parar jamás, para sentirte un músico cada día de la semana y cada semana del año” relata Fernando, principal compositor del disco junto a Marta Ruiz. “Hemos decidido que esta es nuestra vida, tomándonos la música a la antigua usanza. Y de repente nos damos cuenta de que nos hemos convertido en unos bohemios muy prácticos, en una especie de beatniks que transitan por el valle de al lado, tan cerca y tan lejos a la vez”. Tal vez por eso no sienten la presión de componer un éxito, sino la necesidad de vivir como una banda de rock.
Junto al núcleo duro formado por Marta y los hermanos Miguel y Fernando -con un tercer Pardo, Carlos, que se suma a la composición en Judee Sill de este “Big City Lies”-, la formación actual de Sex Museum la completan Roberto Lozano Loza (batería desde 2000) y Javi Vacas (bajista desde 2005).
Sex Museum irrumpieron como un grupo de garaje y de rock psicodélico en el Madrid de mediados de los ochenta, junto a bandas como Los Enemigos también de Madrid o Los Negativos de Barcelona. Tras una primigenia etapa de clásico rhythm & blues o sonido mod, fueron encontrando su estilo garajero y directo para con el tiempo evolucionar hacia el potente hard rock de corte setentero que experimentaron más tarde. Con “Big City Lies” toca volver la vista atrás, contemplar el camino andado, y seguir la marcha hacia adelante, realimentándose sólo de lo antes vivido y sin echar nada de menos. Con mucha distorsión pero ninguna nostalgia.
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