El primer álbum de Roy Borland, Espesso, que se estrenará en septiembre
Cheese, disponible desde este 28 de agosto, es algo así como el summum de la felicidad, el momento en el que el corazón late con más fuerza. Tras la entrega de My sun y Valentine, su colección de canciones va definiendo el estilo de un artista tan joven como singular.
Con su talento y su voz como herramientas, este madrileño con raíces en Jamaica y Panamá es capaz de desbordar soul y r’n’b para derivar en una guajira cubana o en una balada que recuerde a los primeros Codplay. Es el caso de este luminosísimo Cheese en el que transita de la calma a la pasión, como si fuera una canción dentro de otra. Son solo una: la favorita de Roy Borland.
“Es un tema radicalmente feliz”, define el propio artista, “un reflejo de la felicidad que se siente cuando estás con la persona con la que quieres estar y ella siente lo mismo por ti”. En la práctica, una composición próxima al My sun con que debutó para Sony Music. Y con una espectacular trompeta que es en realidad un efecto de sonido creado con su propia voz, al estilo de su admirado Bobby McFerrin.
Roy Borland suena sin artificios, como acariciando las palabras, a través del jazz, el folk, el r’n’b o el hip-hop. Su biografía le sitúa en una estirpe de músicos, sobrino-nieto de Manny Bolaños, toda una institución en Panamá, e hijo del reconocido pianista de jazz Vicente Borland, quien le inculcó la pasión por el piano. Habitual de los garitos y de las calles de Madrid, conoció la popularidad a través de la televisión, en la que destacó como uno de los grandes talentos de La Voz. Fue el preludio del cantante y compositor que afronta el inicio de su trayectoria guiado por la guitarra, el piano y, por supuesto, su manera de cantar.