El cantante y compositor renovó su idilio con el público de México, Ecuador y Colombia en vísperas de la cita madrileña del 30 de abril en su gira ‘Levántate y baila’
Sold out en el Teatro Metropólitan de Ciudad de México, 40.000 enfervorecidos espectadores en el Tecate Pa’l Norte de Monterrey, éxitos en Quito, Cuenca, Bogotá… Carlos Sadness regresa de su gira por Latinoamérica reafirmado como el ídolo que es también al otro lado del Atlántico, donde su carrera es seguida desde hace tiempo con una devoción especial. Ahora se prepara para una cita singular como pocas: la que tiene con el público madrileño este 30 de abril en el Wizink Center.
Sadness llega al Wizink con otro hit en la cartera: el de su último tema, Tuchico, una canción en la que demuestra una vez más una deslumbrante frescura compositiva y un delicado equilibrio entre el pop más ambicioso y una electrónica ligera y sofisticada. La espectacular acogida que le dispensaron en México, Ecuador y Colombia y su nuevo tema son las plataformas de lanzamiento para el esperado concierto de Madrid.
En esta nueva gira, el cantante y compositor barcelonés propone una celebración colectiva con Levántate y Baila, un show especial para festejar que el público se ha liberado de las sillas en los directos y la pandemia empieza a quedar atrás. Sadness reinventa su espectáculo y lo adapta a las circunstancias como hizo con Isla Morenita, un destino de fantasía que convirtió el Wizink en un universo galactrotropical.
De sus conciertos en Latinoamérica, particularmente relevante fue el del Metropólitan de CDMX, una ciudad en constante idilio con el barcelonés. Este Tropical Jesus que ordena que nos olvidemos de las restricciones y nos pongamos a bailar impulsó su perfil internacional con un espectáculo emocionante, ukelele en mano y rodeado de invitados como Melissa Robles, vocalista de Matisse, con quien cantó La costa breve, y Marco Mares, en Semitransparente.
La prensa mexicana se deshizo en elogios ante Sadness y su propuesta “llena de emociones, baile y mucho sabor tropical”. “Una auténtica fiesta”, describía el diario La Cartelera, mientras El Heraldo relataba cómo el catalán “hizo vibrar cada corazón de la Ciudad de México al ritmo de su indie tan característico”. Los asistentes le correspondieron con un homenaje a coro con motivo de su cumpleaños.
Miss Honolulu, Bikini, Amor papaya y Física moderna añadieron alegría a la noche y euforia en el público, que cantaba a todo pulmón y gritaba “¡Carlos, Carlos!”. Sadness quiso poner el broche con Monteperdido, pero el grito ensordecedor del teatro, que pedía Qué electricidad, consiguió el bis deseado para cerrar una noche mágica.