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Pol Granch se ha tomado un tiempo. No demasiado, apenas tres o cuatro meses. Los suficientes para parar, coger aire y crear, y ahora volver con Kriño, un tema catártico que nos lo devuelve más espontáneo que nunca, sumergido en el pop-rock y con el respaldo de una banda de corte clásico. Ya está disponible y es la primera canción que publica desde el lanzamiento del tema De colegio.
¿Qué ha hecho Granch durante este tiempo? Analizar sus sentimientos y sobrevivir agarrado a la música, porque la música es su tabla de salvación. Y componer, componer píldoras tan efectivas como este Kriño de factura roquera y juvenil, dos de las características que también definen el vídeo, dirigido por Mario Arenas y grabado en la misma casa en la que surgieron esta y otras canciones y en el que comparte protagonismo con sus músicos, un clip con estética de los noventa y que subraya el perfil más artístico y puramente musical de Granch.
Pol define Kriño como “una canción de amor pasteloso, propio de un dramas”. “Va enfocado hacia una tercera persona, pero a la vez hacia mí mismo, como si una voz desde fuera me hablara a mí y a ese alguien a quien quiero transmitir que todo se calmará y todo estará bien, que tras la tormenta llegará la calma”, explica.
Empieza Kriño con una nota de voz, el auténtico embrión de la composición, rasgada sobre una acústica y compartida con algún compañero. “Me apetecía desnudarme un poco emocionalmente, y de ahí lo de la nota de voz y todo lo que surge después”. Y lo que viene después es la explosión de una pieza contagiosa y teenager, una alegoría musical del proceso de renacimiento que este período de reflexión y temas como Kriño han significado para Granch.
Con su nuevo single, el madrileño —hijo de francés y española— consolida una carrera en la que recopila, entre otros, reconocimientos como los discos de Platino de Late, Te quiodio y No pegamos y los seis Platinos de Tiroteo remix, con Marc Seguí y Rauw Alejandro.