Roy Borland abre un paréntesis en el costumbrismo de sus últimas canciones para introducirse de lleno en una reflexión colectiva, con la integración, las relaciones personales y el falso patriotismo en primer plano
“Como no hay idiomas universales, confundimos amar a los tuyos con odiarles si no son iguales”, recita Borland, un cantante y compositor madrileño con raíces en Jamaica y Panamá.
Viene Borland de lanzar temas como Sal y Limón —este último con El Kanka—, dos piezas de un proyecto con tintes autobiográficos que escarba en lo aparentemente intrascendente. La relevancia de Q coño nos pasa? es más palmaria. “Es una reflexión sobre el trato entre nosotros, sobre la importancia del ser de un país y sobre mi filosofía de vida actual”, relata.
A la espera de un nuevo capítulo de esa serie sobre su propia vida, el madrileño ha querido introducir en su camino una cuña no tan lírica, pero mucho más directa. Q coño nos pasa? se presenta con un vídeo de Tristán Rodríguez y Teo Planell que, al igual que la canción, pone el acento en lo colectivo.
Borland estrenó en 2020 Espesso, un álbum cocinado a fuego lento en el que presentó el cóctel cultural que circula por sus venas, que le permite transitar con naturalidad por estilos como el jazz o la electrónica. Posteriormente, muchos de aquellos temas pasaron por el tamiz acústico en una sucesión de vídeos en modo desenchufado, antes de emprender el proyecto iniciado con Sal y con Limón, ya en castellano. Afiló así una de sus especialidades: partir de géneros clásicos como el bolero para consumar obras de exquisito R&B, y viajar de lo antiguo a lo actual para facturar composiciones ambiguas pero universales.
Multiinstrumentista acérrimo, su destreza en la producción le ha permitido acentuar el carácter personal en piezas que suenan sofisticadas, a pesar de su carácter casi artesanal. Esa línea sigue presente en Q coño nos pasa?, con ese wake up gritado a coro con el que Borland agita nuestras conciencias.
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