Roy Borland añade otro capítulo a su diario de animación en su nuevo proyecto en español, y lo hace en esta ocasión con el estreno de “Limón” y de la mano de El Kanka
Como si de un diario en formato de animación se tratara, Roy Borland propone otro capítulo de tintes autobiográficos llamado Limón. Lo hace junto a El Kanka, el cantante y compositor que lo acompaña en este estreno que está disponible desde hoy 16 de julio y que sigue el cabo tendido con “Sal”, publicado en mayo en su versión original. Son las primeras pinceladas de un proyecto que nos muestra a un Borland más lírico que nunca, cantando en castellano y con su propio avatar: una representación gráfica a la que también se incorpora El Kanka.
Sal y Limón son las primeras entregas de un plan temático que tiene a Roy Borland —o mejor dicho, a su animación— como hilo conductor. Son entregas que van llegando en forma de canciones y vídeos animados, para completar una historia narrada no necesariamente en orden cronológico. En el caso de Sal, revisada hace apenas unos días con una revisión en directo acústico.
Después de la serie de vídeos acústicos en los que desnudaba canciones de Espesso, su álbum debut, en su nueva aventura, el cantante y compositor madrileño —con raíces en Jamaica y Panamá— muestra una nueva versión de sí mismo, dueño absoluto de su propio sonido, gracias a una facilidad espectacular para manejar la producción desde el portátil.
Borland afila en esta nueva etapa una de sus especialidades: partir de géneros clásicos como el bolero para consumar obras de exquisito R&B. Viaja de lo antiguo a lo actual para facturar composiciones ambiguas pero universales, y sobre todo seductoras. Multiinstrumentista acérrimo, su trabajo de producción le permite acentuar el carácter personal en piezas que suenan sofisticadas, a pesar de su carácter casi artesanal.
Para construir su alter ego, Borland trabaja con Oli Reise, responsable de las animaciones y que codirige el vídeo con él. Juntos plasman en imágenes otra aventura de aire cotidiano, un envoltorio perfecto para una canción de amor no tan amarga como su título podría indicar.
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