De un encuentro fugaz en Buenos Aires en 2016 a una afortunada coincidencia en Madrid seis años más tarde. Y ya en 2024, la explosión definitiva. Así de lenta pero así de firme fue la conexión de Sílvia Pérez Cruz con el guitarrista argentino Juan Falú: casi una década forjada a fuego lento, suave como la voz de Sílvia y las cuerdas de Juan, que cruzan sus caminos en un álbum denominado de forma definitoria Lentamente y que estrenaron el pasado 8 de noviembre
Como en ese golpe de puro folclore argentino en honor a Atahualpa Yupanqui que fue Chacarera de las piedras. O como la deliciosa adaptación de Sampa de Caetano Veloso que vio la luz poco más tarde. Así es el repertorio de Lentamente, un trabajo dominado por el folclore, por los distintos folclores latinoamericanos, que se expresan en forma de conversación musical entre el excelso canto de Sílvia y la aterciopelada guitarra del Juan.
La nostalgiosa, La nochera, Carinhoso, Oración del remanso, Piedra y camino – focus track del álbum -, Nostalgias, Mi última canción triste y Algarrobo completan el listado de canciones, fruto discográfico de un encuentro musical afortunado, un encuentro llamado a prolongarse sobre los escenarios y que cubrió su primera y crucial etapa en una actuación memorable en el Café Berlín de Madrid. Era el 23 de marzo de 2022 y se materializaba sobre las tablas la unión de dos artistas tan deseosos como impacientes por colaborar.
El primer encuentro había sucedido fugazmente en la ciudad de Buenos Aires tras un recital de Falú y Marcelo Moguilevsky. La reunión post concierto fue breve y la contemplaron La nochera y Pixinginha. Tras lo del Café Berlín llegó una nueva aproximación en Buenos Aires donde la intención ya era clara: compartir estudio de grabación y repertorio, canciones que en su gran mayoría conformarán este Lentamente que ahora estrenan.
“Cantar con Juan es la libertad, es la música en estado puro, no hay pensamiento, es sentimiento y vuelo. Escucharlo es de una belleza que me llena, me sorprende, me emociona”, confiesa Sílvia, que ensalza los contrapuntos y silencios de Falú, “cómo cuenta lo que cuenta y el peso infinito de lo que no toca”.
No es menor la admiración del argentino, que eleva su encuentro con Pérez Cruz a la categoría de “una de las experiencias sublimes” de su vida musical. “El diálogo entre voz y guitarra se asemeja a una conversación con temario abierto y palabras espontáneas plenas de sentido. Una comunión rotunda”, relata. Y añade: “Sílvia no solo canta. Ella dice, grita, susurra, ríe y llora, desde una musicalidad desbordante. Esa voz entrelazada con mi guitarra me recuerda lo sagrado de la música”.