“La noche del 21 al 22 de diciembre es la más larga del año. A partir de entonces la luz comenzará a ganarle la partida a la oscuridad hasta conseguir arrinconarla poco a poco.
Como las ánimas invisibles, que pasan casi sin avisar, queremos dejar en vuestras manos un baile a modo de conjuro para convivir con vuestros fantasmas.
Muchas de vosotros y vosotras lo presenciasteis hace unas semanas, antes o después de los conciertos de Fin de Gira en Madrid. Atravesó el aire del Wizink como una presencia misteriosa y anónima.
Casi en secreto, como mandan los manuales de las ánimas, os dejamos hoy esta canción personalmente. Sin vídeos, sin campañas, sin fuegos artificiales. Con todo nuestro cariño y emoción, la confiamos en vuestras manos y orejas.”
Vetusta Morla
La canción plantea un duelo entre alguien que se enfrenta a sus propios miedos, casi desde lo quijotesco. Los temores son presencias que toman forma en los momentos de oscuridad, figuras que cambian de forma, viven en constante transformación y solo así sobreviven en nuestras penumbras. Al final, no se trata de cortarles la cabeza a esos monstruos, sino de aprender a bailar con ellos.
La cadencia de la canción es lenta pero constante, la idea era conseguir entrar en una duermevela hipnótica en la que todo fluyera, que no hubiera nada, ni armónica y rítmicamente, que te sacará de la especie del sueño.