Vitalista, alegre, expansivo… El 31 de marzo vuelve Andrés Suárez con El corazón me arde, primer adelanto de su nuevo álbum, que se publicará dos meses más tarde. Las guitarras eléctricas y los órganos conducen este poderoso tema con tratamiento de auténtico rock, una canción que deja atrás antiguas melancolías y el aire introspectivo de su anterior Mi pequeña historia, como si quisiese ofrecer un aperitivo de lo que será la gira que está por venir.
“La cosa va de ese ardor en el pecho de cuando empieza el amor”, explica el artista gallego, que compuso la canción durante un retiro en Formentera del que salieron buena parte de las canciones del que será su séptimo trabajo, el segundo para Sony Music. Se titulará Desde una ventana y hay muchísimo de Andrés Suárez en estas nuevas canciones con las que se abre al mundo.
Como si quisiera pasar del aire introvertido de su anterior trabajo al modo extrovertido, de la noche de Lavapiés a la luz de Formentera, Andrés se ha comprometido con unas canciones que reflejan un período de expansión personal. “De alguna manera vuelvo a mis orígenes. No tanto en la forma, porque no es ni de lejos un disco acústico, como en el fondo, porque es un disco muy personal, alegre, comunicativo”.
Para grabarlo, Andrés se fue con los músicos de su gira, a los que se refiere como el bandón, a los estudios Music Lan de Girona. Tocando todos a la vez, como en los directos, hicieron las tomas que se convertirán en las 14 canciones más un bonus-track de Desde una ventana, un título que habla de la indiscutible apertura al mundo del cantautor gallego. “Es una ventana abierta al mar, a la playa, a la luz, desde la mirada de una persona que atraviesa un momento sentimentalmente agradable, un momento de felicidad”, razona.
Es un álbum cocinado a fuego lento, en el que Andrés ha trabajado durante seis meses, y en el que además de rock se puede encontrar folk e incluso fado. “Lo escucho y suena a mí”, resume el artista, que confiesa que durante su grabación jamás tuvo la sensación de estar trabajando en un estudio. “Era como tocar en directo. Me parecía estar en Libertad 8”, afirma, en referencia al pequeño club de Madrid donde comenzó a ganar popularidad tras dar el salto desde Galicia a la capital de España.
La producción corrió a cargo del argentino Adrián Schinoff, con Andrés Litwin y Suárez como coproductores y con las mezclas de Bori Alarcón. Entre todos ellos dieron forma a esta especie de rompecabezas de piezas dispares que, ensamblado, refleja mejor que ningún otro trabajo la personalidad del artista gallego.
Lo nuevo de Andrés Suárez es otro paso más en una historia de superación y conquista, una historia en la que paso a paso, peldaño a peldaño, el cantautor ferrolano ha sabido crear una comunidad sólida y fiel de seguidores, una colonia militante como pocas, formada por fans que sienten a Andrés como algo propio.
Le pasa desde que se enganchó a la guitarra en los bares de Ferrol, para iniciar una trayectoria que le llevó a Santiago y de allí a Madrid. Así fueron cayendo De ida, Maneras de romper una ola (2008), Piedras y charcos (EP, 2010), Cuando vuelva la marea (2011), Moraima (2013) y, finalmente, Mi pequeña historia (2015), su auténtico salto desde el Metro a los grandes escenarios. Su adelanto del nuevo álbum con El corazón me arde permite presagiar que es una historia que apenas acaba de comenzar.