The Fraternity —una comunidad internacional compuesta por jóvenes sacerdotes, entre los cuales se encuentran algunos de los mejores y más comprometidos cantantes de canto gregoriano— presenta renovadas versiones de antiguas melodías en el álbum Requiem, que se publicará a través de De Montfort Music/Sony Classical el 19 de mayo de 2017.
“La vida de los muertos queda en manos de los vivos,” decía el filósofo romano Cicerón. Durante siglos, en el mundo occidental el texto litúrgico del Réquiem con arreglos musicales ha servido como uno de los medios que mejor han expresado el luto por los fallecidos, ya que sus vidas pasan a formar parte de nuestra memoria. El Réquiem que Mozart escribió en su lecho de muerte y la obra maestra de la era Romántica escrita por Fauré son grandes ejemplos musicales que ayudan a convertir la pena en el arte más elevado. Stravinsky compuso un Réquiem modernista; una tradición que se remonta a través de las épocas a la brillante polifonía de compositores renacentistas como Victoria y el pionero Réquiem medieval de Ockeghem. Incluso antes de esa época, los sonidos originales del Réquiem, o la Misa de los Muertos, se escuchaban a través de las melodías del canto llano gregoriano, con las voces de monjes europeos cuyos nombres desconocemos hoy en día.
Requiem, el debut de The Fraternity con un sello importante, fue grabado por dos de los talentos de más renombre en el mundo de la música clásica actual: el productor premiado con múltiples Grammys Christopher Alder y en ingeniero Brad Michel, también ganador de un Grammy. Los productores ejecutivos de Requiem son Kevin y Monica Fitzgibbons de De Montfort Music, un sello que ha contribuido a cultivar a un nuevo público en la música coral antigua publicando varios álbumes de canto que se han posicionado en la cima de las listas de venta. Este último lanzamiento transforma el sonido del luto y el recuerdo en algo místico y hermoso, inspirando un sentimiento de esperanza en el ciclo de la vida y la aceptación de la eternidad a través del regalo de la canción meditativa. Requiem presenta un material único compuesto por veinte pistas de melodía sublime, en su mayoría, canto gregoriano monofónico pero que cierra con el rico sonido de los motetes polifónicos del gran compositor italiano del Siglo XVI Paletrina y el menos recordado compositor del Siglo XVIII Giovanni Battista Martini, uno de los maestros de Mozart.
Muchos de los que han escuchado a The Fraternity cantar el Réquiem en funerales a lo largo de los años han sugerido la idea de que el grupo hiciera una grabación de esta conmovedora música. La decisión de lanzarse a grabar Réquiem con un sello de primer nivel fue unánime entre los sacerdotes, ya que son conscientes de que nada es tan universal como la experiencia de la muerte y las emociones que ésta última provoca en quienes siguen viviendo. Después de todo, si la canción de cuna que una madre ha cantado a su hijo al nacer sea probablemente la primera canción que éste haya escuchado en su vida, el lamento por la muerte de un ser amado no está tan lejos. El texto de la Misa —que comienza con “Requiem aeternam dona eis, Domine” (Dales descanso eterno, Señor) es edificante para el espíritu, y pretende darles a las almas una visión particular del más allá; el efecto de la música es amplio y atemporal, y sin duda llegará a las emociones más profundas de todo ser humano.
El padre Garrick Huang, codirector musical de The Fraternity y cantante en Requiem, reflexiona acerca de las raíces del canto gregoriano: “El estilo del canto que cantamos se remonta a la antigua Roma, pero según algunas personas, se origina en Jerusalén, procedente de ciertas melodías de Medio Oriente. Roma ha sido cosmopolita durante siglos, por lo tanto, ha sido un cruce de muchas culturas. Por eso, hay sonidos que podríamos decir que vienen del Este (Bizancio), e incluso de diferentes sitios del imperio oriental.” El padre Huang señala que para los monjes a lo largo de los siglos, recitar los textos sagrados nunca ha sido solo eso: “Los cantamos porque cantar siempre ha formado parte de la naturaleza humana y a través de una canción expresamos amor y alegría, desesperación y tristeza, y todo tipo de sentimientos. Dicho esto, el canto del Réquiem tiene un significado más profundo para nosotros. Decimos que “cantamos” el Réquiem, pero más bien lo estamos rezando.”
Christopher Alder, que ha trabajado con algunos de los cantantes clásicos más destacados de los últimos treinta años, coincide con la idea de que las palabras y las melodías del canto del Réquiem están profundamente arraigadas en los integrantes de The Fraternity. “Esta comunidad ha puesto un énfasis especial en su formación musical al convertirse en sacerdotes,” comenta. “Están estrechamente familiarizados con este material y lo interpretan casi sin esfuerzo, como su fuera una poesía que has recitado miles de veces. Lo conocen de memoria y lo cantan desde el corazón; creen en las palabras del texto y ofrecen la interpretación de más alto nivel. El padre Zachary Akers, director musical de The Fraternity y también cantante de Requiem explica la relación de las palabras y las melodías: “He oído que el propósito de la música es ‘vestir’ los textos.” Aunque la mayoría de la gente conoce solamente el Réquiem a través de la celebrada versión de Mozart, este mismo compositor se inspiró en la sombría belleza y austera profundidad del canto gregoriano, tomándolo como un modelo estético-emocional. El padre Akers explica:”En este álbum escuchamos el tipo de música que existía mucho antes de la época de Mozart, próxima al comienzo de la música sagrada.”
The Fraternity comenzó en 1988 en Roma, pero la comunidad de extendió por todo el mundo y ahora incluye alrededor de 280 sacerdotes en misiones del planeta entero. Se trata de una comunidad joven compuesta por sacerdotes de una media de 35 años de edad. El padre Gerard Saguto, el Superior norteamericano de The Fraternity que también canta en Requiem, explica que las responsabilidades diarias de los sacerdotes incluyen orientar y acompañar a los fieles en sus alegrías y tristezas más profundas, ya sea un casamiento o un funeral. San Agustín dice que lo sagrado tiene una belleza “siempre antigua, siempre nueva”. Este hermoso trabajo es antiguo y se renueva cada vez que él y sus hermanos lo cantan, y sirve de mensaje de esperanza. Y para el padre Saguto, esta nueva grabación del Réquiem ha sido “una manera de compartir con el mundo algo hermoso y sagrado.”
De Montfort Music:
De Montfort se especializa en canto, polifonía y todas las áreas de la música sagrada, especializándose en coros de órdenes religiosas y comunidades con una formación de calidad en este respetado repertorio. AimHigher Recordings —sello asociado a De Montfort Music— publica música clásica y jazz de estilos eclécticos. Ambos sellos abordan sus extraordinarios proyectos audiovisuales con un enfoque narrativo único. Estos sellos han publicado varios álbumes que han alcanzado el No.1 colocándose en las primeras posiciones en las listas de discos de clásico más vendidos del año según Billboard entre 2012 y 2016. Para más información visita www.DeMontfortMusic.com
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