“Es una ofrenda a la memoria de mi padre, devolverle una mínima parte de lo que hemos recibido de él. Es un disco hecho desde la verdad” dice Mónica Molina del álbum Mar blanca (en memoria a Antonio Molina), que se publica el 9 de octubre de 2012. Desde el aspecto sentimental y artístico, no debe ser fácil para una hija interpretar las canciones de su padre, especialmente si esas canciones y ese padre forman parte importante de la historia de la música y la cultura española. En los patios de las casas de los años 50 y 60 del siglo pasado, la voz de Antonio Molina cantando Soy minero, Adiós a España o Cocinero cocinero, se filtraba por las ventanas hasta llegar a formar parte de la vida de las personas. Por eso, el reto de Mónica Molina y su hermano Noel Molina (productor, director musical y adaptador del álbum) era importante y difícil.
“Al principio, la reacción a grabar el disco fue de cierto rechazo por respeto a la dimensión de la figura artística de mi padre”, dice Mónica. “Pero empezamos a grabar algunas ideas y pensamos que no era un proyecto tan descabellado, que podíamos hacerlo nuestro, rescatar unas canciones que forman parte de la historia y acercarlas a un público nuevo, más joven. Dar una continuidad a la música y a la figura de mi padre”.
Mar blanca es un disco marcado por la elegancia, la delicadeza y, naturalmente, el respeto. La voz de Mónica Molina y el tratamiento musical de Noel se mueven en mundos íntimos y sutiles, alejados del carácter más vehemente en lo artístico de Antonio Molina. “Las grabaciones originales de mi padre eran maravillosas y los arreglos preciosos. No hemos pretendido competir con aquello ni recrearlo porque nos parecía insuperable.”, continúa Mónica. “Lo que hemos hecho ha sido valernos de la huella que esas canciones habían dejado en nuestra memoria musical y emocional, para rehacerlas partiendo de una sonoridad muy acústica, sencilla y cercana”.
Cuando se le pregunta a Mónica Molina cuales son las sensaciones, los sentimientos de un artista ante el micrófono en el preciso momento de interpretar las canciones de su padre mientras se enciende la luz roja que indica “grabando”, vuelven las emociones. “En las primeras maquetas que canté, tenía un nudo en la garganta”, dice. “Siempre he admirado a mi padre, como persona, como padre y como artista, y al cantar sus canciones las emociones estaban a flor de piel. Me he acordado muchísimo de él”.
En el álbum Mar blanca, Mónica Molina interpreta las siguientes canciones:
01 Mar blanca
02 Adiós a España
03 Caminito del olvido
04 Soy minero
05 Yo quiero vivir contigo
06 Cocinero, cocinero
07 María de los Remedios
08 Soy del norte
09 Adiós lucerito mío
10 Nana
El álbum se abre con Mar blanca, que toma aire de bolero-habanera con cierto tono melancólico y jazz, marcado por la armónica de Antonio Serrano. Adiós a España es un clásico incontestable del repertorio de Antonio Molina, que Mónica recrea transformándola en algo más íntimo, cercano, recogido, enlazando músicas a través del acordeón. Una elegante versión que da paso a Caminito del olvido, con una flamenca introducción interpretada por el gran guitarrista José Antonio Rodríguez y un acercamiento acústico y sofisticado, con un final rumbeado.
Soy minero fue otro de los grandes éxitos de Antonio Molina, quizá su emblema, una de las canciones que monopolizaron las radios españolas en los años 50 y 60 del pasado siglo. Mónica vuelve a dar otro giro al tema añadiendo recogimiento, transformando el sentido cercano al pasodoble del original en un acercamiento a la rumba suave y sutil. Yo quiero vivir contigo es otra muestra de la delicadeza con la que que Mónica Molina se ha acercado a las canciones de su padre, y Cocinero, cocinero (otra de las canciones claves de Antonio Molina) se envuelve en aires latinos, cercanos a la música cubana y al Latin Jazz, que dan un aroma totalmente diferente al tema.
En la recta final del disco, María de los Remedios mantiene el ambiente de zambra original, Soy del norte se envuelve en armonías que beben del jazz, Adiós lucerito mío suena a habanera y, para terminar, Nana es puro recogimiento, emoción, con Mónica Molina cantando acompañada sólo por el piano.
“Hemos elegido algunas canciones por su belleza: Mar blanca, Caminito del olvido, Yo quiero vivir contigo… Forman parte de nuestra infancia y hemos crecido con ellas”, dice Mónica. “Otras (Adiós España, Soy minero, Cocinero…) porque es imposible hacer un disco de mi padre sin incluir esas icónicas canciones en el repertorio. Son parte de la historia musical de nuestro país”.
Todos los temas originales del álbum fueron grabados por Antonio Molina durante la década de 1950 y compuestos por autores como Perelló, García Morcillo, Mostazo, Del Val, Montorio, Martínez Pinto, Del Valle, Azagra… Con Noel Molina a la dirección musical y adaptaciones, en el disco tocan músicos de talla, como Antonio Serrano (armónica), Pedro Javier González (guitarra flamenca), Noel Molina (guitarra española y acústica), Yelsy Heredia (contrabajo), Isidro Suárez (percusión), David Moreira (Violín), Luis Guerra (piano), Cuco Pérez (acordeón), Michael Olivera (batería), José Antonio Rodríguez (guitarra flamenca), Sabu Porrina (cajón), Joaco Asumendi (cello) y Toni García (piano).