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Soleá, nombre más jondo no lo puede haber. Morente para más señas. Inmejorablemente acompañada por la flor y la nata de la escena alternativa. ¿Indie pop + flamenco? No exactamente. Estamos ya en otra pantalla, que se dice ahora. Soleá Morente es una artista de naturaleza diferente a cualquier precedente anterior. Hasta ayer, cualquier figura que había mezclado rock y flamenco, o bien venía del rock o bien venía del flamenco. Soleá en cambio, ha nacido como artista en la encrucijada. Es tanto una cosa como la otra.
Puesta de largo, más que debut. Tras infinidad de aventuras artísticas, estrena ahora su primer disco como tal. “Tendrá que haber un camino”, se titula. Busca y halla su sitio rodeada de los suyos: que son muchos y variopintos. Porque este no es un disco de encuentros, sino de relaciones. El abrumador elenco de invitados responde tanto a razones artísticas como vitales. Con todos hay lazos: sanguíneos o amistosos. Con todos, de una u otra manera, llevaba ya un buen trecho del camino.
Soleá con J y La Bien Querida. Soleá con los músicos de Los Planetas, Lagartija Nick, Lori Meyers y Pájaro Jack. Con su hermana mayor Estrella y su hermano pequeño José Enrique. Con su madre Aurora y la inconmensurable herencia de su padre Enrique. Con los mimbres del mítico “Omega”. Con la guitarra de su tío Montoyita. Con la marroquí Orquesta Chekara y más y más colaboradores… Con versos de Machado y Lorca. Con melodías de ensueño y cantes populares reinventados. Con composiciones propias, de unos y de otros. Con inéditas adaptaciones de Leonard Cohen. Con producción dirigida por ella misma y también compartida, dependiendo de cada pieza, con J, David Rodríguez, Antonio Arias, Jaime Beltrán, y Sergio Pérez García.
Tras el díptico de adelanto: “La ciudad de los gitanos” y “Nochecita Sanjuanera”, ahora el nuevo single, la sensacional “Todavía”, coincide con el lanzamiento de uno de los discos más esperados de los últimos tiempos. “Tendrá que haber un camino” apunta a largo recorrido, y parte, cómo no podía ser de otra manera, del corazón de Granada.
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El camino de Soleá
“Todavía no”, le aconsejó Enrique Morente a una Soleá adolescente dispuesta ya a dedicarse a la música. Venía colaborando en todos sus discos desde que tenía uso de razón. Pero a pesar de esa vocación innata, su padre le habló de lo mucho que le hubiese gustado a él ir a la universidad, conocer ese mundo de primera mano. Hoy Soleá Morente es licenciada en filología y canta: “Todavía tengo tiempo / Todavía estoy aquí” en el inaugural single “Todavía”: una inmensa canción pop, de proporciones épicas, compuesta por La Bien Querida y que la excelsa producción de la propia Soleá junto a David Rodríguez ha encauzado por bulerías.
Paso a paso
Todavía ni tenía casi edad de ir al colegio la primera vez que Soleá intervino en un disco. Cantaba, tímidamente, en la “Misa flamenca” de Enrique Morente. A partir de entonces participaría en casi todos sus trabajos. En los pasajes más rupturistas de “Pablo de Málaga” advirtió lo cómoda que sentía. Había estado también en el legendario “Omega” y en su más clamorosa gira. Pero la verdadera alternativa llegó en su último lanzamiento en vida, “Morente Flamenco”, como voz de las iniciales “Nanas”. La primera vez que cantó como solista en un escenario fue nada menos que en el Palau de la Música de Barcelona, invitada por sus amigos Los Evangelistas con los que luego, ya como voz principal, publicaría el EP “Encuentro” y se convertiría en front- line de su siguiente gira. Con Estrella Morente también ha cantado en innumerables ocasiones, en directo y en sus discos. Ha participado en la vuelta al flamenco de Pitingo, cantando en el tema “De alguna manera” y, junto al grupo Maga, cantó el clásico “Sé de un lugar” en el disco tributo “Recordando a Triana”. También la escena teatral ha llamado a su puerta: no hace mucho se embarcó en la compañía de Miguel Narros con su adaptación de la obra “Yerma” y participará en un futuro espectáculo de Secun de la Rosa.
Cuatro elementos y una voz
“Los cuatro elemento juntos / agua, tierra, viento y fuego”, canta en “Solos tú y yo”. La otra cara de la moneda de “Todavía”. Lo contrario y a la vez lo mismo. Con J como principal cómplice, transforma unos viejos tangos en enigmático y actual pop. Dos canciones equidistantes, un concepto y cuatro elementos con los que hacer el camino: el lisérgico indie granadino, el flamenco del Sacromonte más ancestral, los revolucionarios principios paternos de “Omega” y, también, un puñado de sentimentales canciones pop escritas para ella, como si de un alter ego se tratara, por La Bien Querida y David Rodríguez. Cuatro elementos sustanciales de un disco desbordante de ellos y una voz dulce, amplia de registros, suave e hiriente, nueva como la propia naturaleza de Soleá Morente.
De tal palo, tal canción
Si en “Solos tú y yo” remite a los tangos, hay también otras canciones que beben directamente de palos flamencos. Con arábiga introducción y a dúo con J, canta por fandangos en “Arrímate”. Remite al rock andaluz por sevillanas en “Están bailando”. Invierte los acordes de la granaína y la convierte en ácida psicodelia en “Eso nunca lo diré”. Con letra de Antonio Machado, “Yo escucho los cantos” es una libre adaptación acancionada de un tema del mítico disco de su padre “Despegando”. En “La ciudad de los gitanos” Soleá, gitana por parte de madre, canta versos del “Poema de la Guardia Civil” (de Federico García Lorca) con melodía inspirada en “La mosca”, un cante que solía hacer María La Canastera en las cuevas del Sacromonte. Eléctrica traducción de la tradición.
De la oscuridad a la luz
Cantes que se transforman en canción y canciones en todo el sentido del término, pegadizas incluso muchas de ellas. Porque “Tendrá que haber un camino” es un disco con planteamiento, nudo y desenlace. Que va de la oscuridad a la luz, de la tristeza a la esperanza, del duelo a la celebración.
El litúrgico tañer de campanas da paso a la “Oración”, con letra de Manu Ferrón (Grupo de Expertos Solynieve) y música de la propia Soleá junto a Estrella Morente y Miguel Martín. Pieza a pieza el disco se vuelve más luminoso. Bailando incluso con el electropop de “Tonto” (escrita por David Rodríguez). Con dos adaptaciones de Leonard Cohen que tenían que haber estado en el disco “Omega” y de las que se ha respetado escrupulosamente la concepción instrumental de entonces: “Dama errante (Winter Lady)” en familia por bulerías y una apoteósica “Ésta no es manera de decir adiós (Hey, that’s no way to say goodbye)”. Y por supuesto las canciones que para ella ha compuesto La Bien Querida: la casi country “Vampiro”, la romántica “Nochecita Sanjuanera” y “Todavía” abriendo y cerrando el camino, pues es a la vez su primer single y su última canción. Un final de disco abierto, como su propio título, que invita a reiniciar.
CONTRATACIÓN – EL VOLCÁN